martes, 27 de junio de 2017

Una carta para ti

Hola;
 
Quizás leas esto, es posible que no; pero nunca he perdido la esperanza de que pasaras por aquí, que miraras lo que escribo. El sentirme apoyada por ti en este aspecto. Quizá dependa demasiado de la opinión ajena, pero supongo que la tuya es importante para mi.
 
¿Qué me pasa? ¿En qué pienso recientemente? ¿Por qué estoy tan distante? ¿Tanto he cambiado?
 
Últimamente no me apetecen besos, ni abrazos, ni caricias, ni palabras tiernas; parece que entre nosotros se haya cavado un pozo enorme que nos separa al uno del otro. Porque aunque la monotonía y la convivencia de tantos años nos haga terminar las frases del uno y el otro y nos haga, por defecto, disfrutar de nuestro tiempo juntos; pero yo no se donde se ha ido mi corazón.
 
Es triste no saber que hacer o que pensar o ni si quiera saber tomar una decisión sabia que nos evite a ambos estar perdiendo el tiempo. Tu no eres la persona que conocí, y yo sin duda no soy la persona que te conoció. Tanto camino recorrido, al final cada uno a escogido una senda diferente y yo parece que este aquí sentada esperando a saber cual será tu siguiente movimiento, para decidir a través de ahí.
 
¿Y cual es la mejor decisión para nosotros? Tú dirás que seguir juntos, yo diré que no estoy segura de que eso sea lo más beneficioso para ambos.
 
Y yo de pie en esta intersección mirando hacia atrás esperando que me alcances para no tener que dar un paso falso, para no cometer un error, para evitar arrepentirme ¿Cómo puede ser que en estos momentos mi yo del pasado sea más fuerte que el del presente y tome las riendas del miedo dejándose guiar por él?
 
Cuando te miro a los ojos ya no me quedan palabras para expresar que siento, nada que consiga hacerte entender que es posible que la magia haya acabado; cuando me tocas no siento esa necesidad de que la caricia sea interminable; y cuando me besas no puedo entender como esa venda sobre tus ojos oculta tanto la realidad.
 
Te quiero, porque eso no puedo negarlo, pero no de la manera que ambos querríamos.
 
Firmado.
A.

viernes, 23 de junio de 2017

El pasado

A veces, el pasado, vuelve como una tormenta o huracán arrasando aquello que habías construido. Derrumbando las esperanzas e imponiendo los viejos miedos que creíamos.
 
A veces solo nos podemos quedar sentados a solas mirando el infinito y preguntándonos que hubiera pasado si...; donde estaríamos si aquello no hubiera sucedido así, que elección hubiéramos tomado si las cosas hubieran tomado un giro diferente.
 
Te sientes orgulloso de estar donde estás y al mismo tiempo aún queda esa pequeña esquirla que te hace mirar al pasado y que hace que se humedezcan tus ojos.
 
Y empiezas a plantearte si has tomado las correctas decisiones, si es cierto que has perdonado aquellos que creías prácticamente olvidados, rememoras y no ves ni un solo detalle de la persona que eres a la que eras y sientes nostalgia y al mismo tiempo orgullo.
 
Y es que el pasado es un amigo traicionero al que, al menos yo, muchas veces recibo con los brazos abiertos para que luego deje mi corazón como si estuviera oprimido por un puño de hierro.